4-7-09
• El BOE publica el cambio del límite de la zona marítimo terrestre de 1923
• La ciudad recupera 80 hectáreas repartidas en cinco kilómetros de costa
Ante la mirada de los bañistas que observaban el cuadro compuesto por el alcalde de la ciudad, su teniente de alcalde de Urbanismo, Ramon García-Bragado, y un grupo de periodistas, Hereu quiso dar solemnidad a un acto por el que se ponían fin a 86 años de predominio del Estado sobre tierras de la ciudad.
El límite actual de la ZMT fue fijado por una Real Orden del 20 septiembre de 1923, apenas una semana después de la sublevación de Miguel Primo de Rivera (a la sazón capitán general de Catalunya) contra el Gobierno. Para ello, la real orden ignoró la ley de paseos marítimos que el ministro de Fomento, Francesc Cambó, había rubricado en 1918. Para Barcelona preveía un paseo hasta el Besòs --completado en el 2004-- que estaría bajo control municipal. La ZMT tenía que empezar justo en la barandilla. La realidad es otra y separa, por ejemplo, el Hotel Arts de la escultura pez de Frank Gehry que tiene enfrente.
Desde entonces, esa frontera o deslinde ha permanecido invariable. En la época de los Juegos Olímpicos, por ejemplo, se tuvo que llegar a acuerdos con el Ministerio de Obras Públicas, que entonces dirigía Josep Borrell, para que el ayuntamiento gestionara, en régimen de concesión, las instalaciones construidas en el litoral.
En el 2007, Generalitat, ayuntamiento y Estado firmaron un pacto, consecuencia de la Carta Municipal de Barcelona, en cuyo artículo 6.3 se sanciona que el ayuntamiento participará en la “gestión y control” de las áreas de la ZMT que se encuentren en sus límites municipales. Barcelona se convierte así en la única ciudad del litoral español que gana la gestión de su costa.
Los terrenos que dejarán de formar parte de la ZMT se desafectarán de acuerdo con la ley de patrimonio del Estado --al considerarse innecesaria su protección-- y serán cedidos gratuitamente al municipio para destinarlos a servicio público.
CONSORCIO POR LA ARENA / Lo que no cambiará, sin embargo, es la manera consorciada en la que se viene trabajando, por ejemplo, en el mantenimiento de las playas. Estas siguen bajo la protección del a ZMT, la nueva, y las tres administraciones seguirán implicadas en mantenerlas en perfecto estado de revista.
Entre los efectos inmediatos que tendrá la cesión se encuentra la gestión de los terrenos del futuro zoo marino, según señaló ayer el alcalde. Hasta ahora era imprescindible el plácet de Madrid para poder llevar a cabo la obra.
Hay otros ejemplos, incluso hilarantes. Así, los 12 pisos más atico del edificio de la plaza del Mar, 1-4, la de los peculiares balcones de gresite rojo, en la Barceloneta, dejarán de vivir una situación kafkiana. Las escaleras A y B se encontraban en terreno barcelonés. La escalera C, en pleno dominio público de la ZMT. Y si había que pegar algún trozo de gresite que se hubiera desprendido, había que pedir permiso a Madrid.
4/7/2009 El Periódico
XABIER BARRENA
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