Bajar, aún, pero subir es horrible. Hay muchísimas escaleras y, si vas cargada, ni te explico. Hacerlo de un tirón es casi imposible», se queja Isabel, vecina del pasaje del Dipòsit, en el empinado barrio de Can Baró. Exactamente son 248 altivos escalones. Qué se lo pregunten a Íñigo Etxarri, vecino de enfrente de Isabel y propietario de la casita del número seis de dicho pasaje. A sus cuarenta y pocos años, Íñigo sufre una lesión medular que le obliga a desplazarse usando muletas, e incluso silla de ruedas. «Puedo andar algo con las muletas, pero a las dos manzanas ya no puedo y tengo que usar la silla», explica. «Pero el problema de las escaleras no es solo mío»-- remarca Íñigo-- «en esta calle vive mucha gente mayor a la que le cuesta muchísimo esfuerzo subir por aquí. No entendemos por qué en otros lugares instalan escaleras mecánicas y aquí no».
Por ello, y coincidiendo con las obras de reforma de tan encaramada zona y la instalación de la ansiada escalera automática a pocos metros de su calle, un grupo de vecinos del pasaje del Dipòsit ha empezado una campaña de recogida de firmas para pedir al distrito que les instale una escalera mecánica. A dicho cometido se ha sumado también la asociación de vecinos del barrio, un lugar con unas vistas envidiables de la ciudad, pero con unos problemas de movilidad crónicos.
SIN ALTERNATIVA / «El problema es que no tenemos alternativa. Tenemos que subir las escaleras sí o sí», prosigue Isabel. Íñigo recuerda que hace 12 años, cuando llegó al barrio, la situación era bastante peor. «Hasta 1998, en el lado derecho del pasaje ni siquiera había escaleras. Era un barranco. Cuando las construyeron los vecinos ya nos movimos para que las hicieran directamente automáticas, pero no pudo ser y nos tuvimos que conformar con las de obra», rememora Íñigo. Ha pasado más de una década y la situación sigue igual. Con un agravante: los vecinos han visto cómo construían escaleras mecánicas en muchos otros puntos de la ciudad, algunos no muy lejanos, mientras ellos continuaban con su particular cruz.
MEJORAS EN LA ZONA / Fuentes del distrito apuntan que, plan Zapatero mediante, la zona está sufriendo una gran transformación. Por un lado se están instalando las escaleras mecánicas de la calle de José Millán González --que unirán Can Baró y el Carmel y mejorarán y mucho la movilidad entre los dos barrios--, y por el otro se está acondicionando la calle de Josep Serrano, donde se están haciendo “actuaciones de mejora” de las aceras y el mobiliario urbano y se está renovando el alumbrado.
Sobre el por qué habrá escaleras mecánicas en José Millán González y no en el pasaje del Dipòsit, desde el distrito afirman que han priorizado el lugar más habitado, donde más vecinos se podrán beneficiar.
HELENA LÓPEZ
El Periódico
jueves, 3 de septiembre de 2009
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