Tras este misterioso epígrafe se oculta el informe Los hombres y sus tiempos: hegemonia, negociación y resistencia, realizado por tres profesores universitarios, Paco Abril, Alfons Romero y Vicent Borràs, a los que el documento vincula con Homes Igualitaris, una asociación de varones defensores de la paridad hombre-mujer.
El estudio, el primero de este tipo en España y que cuenta con 90 páginas y un formato que sugiere su pronta publicación en forma de libro, es un encargo de la Concejalía de Nuevos Usos del Tiempo. Con este nombre, sacado casi de Alicia en el país de la maravillas, el departamento estudia, a las órdenes de la concejala Imma Moraleda, cómo reparten su tiempo los ciudadanos – y en qué forma– y cómo dar respuesta a sus demandas. El objetivo es caminar hacia la prestación de unos servicios suficientes para todos los ciudadanos, no importa qué horario o calendario laboral tengan.
Según se explica en el estudio, entender en qué priorizan los hombres los aspectos de su vida (trabajo, ocio, familia..) determina no solo sus necesidades sino también, por simetría, las de sus parejas, en el caso de convivencia heterosexual. No en balde, según las estadísticas, las mujeres dedican a los trabajos del hogar el doble de tiempo que los hombres.
ENCUESTA A 25 PERSONAS / Para realizar el estudio, los investigadores entrevistaron a 25 hombres de distinta clase social, origen de nacimiento, tendencia sexual y edad. La lectura del informe deja cierto regusto a déjà vu. Así, se define una masculinidad hegemónica, centrada en el trabajo remunerado. Esta masculinidad destaca por ser poco «igualitaria, con poca sensibilidad, violenta, insostenible» y frecuentemente ligada « a la homofobia». Lo habitual desde el Neandertal, por tanto.
En contraposición a esta, según el informe, un pequeño reducto de hombres ofrece otra masculinidad, más igualitaria. Pero sus postulados apenas tienen eco. Los autores, haciendo bueno aquello de que la administración debe ejercer de motor de cambio, creen necesario introducir a los jóvenes en estos nuevos tipos de masculinidad, no en balde «los jóvenes experimentan una mayor presión para adscribirse al modelo hegemónico de masculinidad».
Por lo que respecta a los mayores de 65 años, el estudio señala que «la vejez representa, en algunos casos, una ruptura con su rol hegemónico» y los mayores se «feminizan», entendido esto, claro está, como el mejor de los elogios posibles.
No se puede decir que los autores permanezcan ajenos a lo que estudian y en varias ocasiones animan, por ejemplo, «a acompañar a los hombres que se mantienen en modelos hegemónicos hacia posiciones no violentas e igualitarias».
XABIER BARRENA
El Periódico
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