lunes, 23 de noviembre de 2009

Barcelona, una caja vacía

21-11-09

LA ROTONDA
CON andar gallardo, el delegado de Presidencia del Ayuntamiento de Barcelona, Ignasi Cardelús, paseaba hace pocas semanas por el Castillo de Montjuïc. Después de haber cerrado el Museo Militar comenzaba el embalaje de la colección y su traslado a un almacén: ¡todo un triunfo! Como quien planta una banderita en Perejil, enseñaba Cardelús las «recuperadas» salas que rodean el patio de armas: acabaditas de encalar, clamorosamente vacías, dispuestas para no se sabe muy bien qué...
Aunque el Consistorio asegura que ese ente amorfo e inconcreto que se hace llamar Centro de la Paz llenará el castillo de actividad, por ahora la fortaleza no es más que una inmensa caja vacía; otra más en la larga lista de una ciudad que en los últimos años ha recuperado valiosos espacios pero no sabe qué hacer con ellos: sobran paredes, faltan contenidos.

Desde el mundillo cultural se cruzan los dedos para que este no sea el caso de las «fábricas de creación», un sobre el papel atractivo invento del ICUB con un presupuesto de 23 millones de euros destinado a ser el gran «host» del artisteo barcelones. Se verá.
Si las «fábricas» son ejemplo de lo que sí puede ser, ayer se mostraban otros casos de lo que no ha sido, o de lo que difícilmente será. Por un lado, se enseñó el esbozo de la Casa de les Llengües, a instalar en el recinto de Can Ricart -en Poblenou, para muchos «terra ignota»-, un proyecto se diría que sólo pensado para recuperar los «gadgets» tecnológicos -ahora ya desfasados- de aquella carísima «Veus», una expo del Fórum. El Govern gastará 18 millones en un proyecto que nadie sabe por dónde coger.
A la vez, se hacía ayer una visita de obras al recinto histórico de Sant Pau, vacío tras la inauguración del nuevo hospital, y que justo ahora comienza su vasto programa de rehabilitación. En su momento Xavier Trias sugirió instalar allí un gran museo del Modernismo que completase el museo «open air» que ya es Barcelona en sí misma: demasiado fácil. ¿Y cómo piensan llenar Sant Pau? Pues con una hasta ahora desconocida «universidad de la ONU» y con organismos sociales vinculados a la Unión por el Mediterráneo. Vaya, un planazo: como en Montjuïc, no se va a caber.
Ahora, el alcalde anuncia que hay que empezar a pensar qué hacemos con la Estación de Francia cuando pierda sus usos ferroviarios: una sugerencia, la rica colección histórica de TMB, ahora en un almacén, busca museo. Y si no, siempre podrá presumir Barcelona de otra magnífica caja vacía.

ABC

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