martes, 19 de enero de 2010

Hereu: "Este alcalde no se ha vuelto loco"

 17-1-10

Está exultante, ilusionado como un crío con los JJ.OO. de invierno del 2022, aunque sabe Jordi Hereu que la prioridad es la crisis | "Hacer el proyecto de los Juegos ya vale la pena, pero además podemos ganar" | "Barcelona aguanta bombas de desánimo porque hizo los deberes cuando tocaba"

Algo ha cambiado en Jordi Hereu. No es una transformación física –aunque está en ello, para perder un poco de peso–, es más bien una cuestión de talante. Se vio en la conferencia al estilo Obama que pronunció el pasado jueves. Sus asesores querían que por fin hiciera de alcalde, y necesita, a un año y medio de las elecciones municipales, que los demás le vean como un verdadero líder de la ciudad. Sus opositores, sin embargo, no se lo creen. Sus socios de gobierno (ICV) le advierten que la prioridad es la Barcelona social, no la de los Juegos, y desde Trias a Fernández-Díaz o Portabella le recriminan incapacidad para tomar las riendas de la situación. Hereu, en un par de meses, ha pasado de dar vueltas a una idea a lanzarla al mundo. Para muchos, una idea descabellada; para otros, un sueño al alcance de esta ciudad. Quizá se ha precipitado por una pista de pendiente imposible, pero el alcalde está seguro de poder llegar primero a la meta.

Después del Maragall olímpico y el Clos del Fòrum, usted se presentaba comoel alcalde de las personas, que se olvidaría de los grandes proyectos y se centraría en el día a día de sus ciudadanos. ¿Por qué ha cambiado de discurso?

No, no. Cuando empezamos yo me definí como el alcalde de las personas y eso sigue intacto. Yo no basaré mi estrategia en un hecho aislado. Otra cosa es aprovechar las oportunidades para reforzar nuestro modelo de ciudad al servicio de las personas. Dije que no lo basaría en eso, pero también dije que no descartaría oportunidades cuando se dieran. El proyecto olímpico no modifica para nada el eje básico, que es la gente de Barcelona, y mucho más cuando estamos en la crisis más profunda de los últimos 70 años.

Pero parece que no pueda haber un alcalde de Barcelona que no tenga una cita en el calendario…

La agenda que tenemos que construir en los próximos diez años no son los Juegos. Barcelona tiene una agenda clara, llena de ambición para una década, en materia económica, de educación, de cohesión social, de comunicaciones, de capitalidad mediterránea, como capital de una eurorregión. Pero hay proyectos que nos pueden ayudar. ¿Los juegos me ayudan en todos esos objetivos? Pues sí, me ayudan. Y los podemos plantear cuando hemos hecho todos los deberes. La Sagrera es ya un hecho, el traspaso de cercanías es un hecho, el aeropuerto, la transformación de nuestros campus universitarios del Besòs, nuestra apuesta por la cohesión social… son hechos. Cuando tenemos esto asentado, me puedo plantear el proyecto olímpico.

Además, ahora es factible y hace seis meses no lo era porque Madrid aún estaba pendiente del resultado de su candidatura. Tenemos los pies en el suelo, y mis prioridades son las del 2010, pero también debemos saber adónde queremos ir. Si queremos ser en el 2020 el principal motor económico del sur de Europa, nuestras acciones deben ir hacia ese objetivo. La crisis hace que la gente esté tan preocupada en el presente que puedes tener la tentación de no pensar en el futuro. Hay quien piensa en el futuro para huir del presente y hay quién no piensa nunca en el futuro porque el presente se lo traga. Barcelona tiene que hacer las dos cosas. Pero el epicentro de mi preocupación es el combate contra el paro, porque esa es la principal amenaza de la cohesión social de mi ciudad. En la agenda del 2010 la prioridad es el combate contra la crisis.

Ha dicho que su iniciativa no había sido posible antes porque Madrid presentaba su candidatura a unos Juegos. Pero hay otra candidatura, Zaragoza-Jaca.

Pero no es en el ámbito internacional. Una cosa es tener una candidatura que ya está en el COI y otra el debate interno. En España puede haber más de una candidatura.

El Gobierno preferiría una candidatura conjunta. ¿Denota poca confianza en las posibilidades de Barcelona o preocupa la imagen de una Catalunya y una Barcelona insolidarias con el resto de España, que dan un portazo a sus vecinos?

Defiendo la estricta capacidad de Barcelona de expresar sus proyectos, nunca contra nadie. Nosotros hemos sido muy fieles a otras ciudades, como Madrid, que estaban jugándosela en el mundo. Pero cuando España tiene que decidir qué ciudad tiene que estar en el mundo, Barcelona juega en esa liga con toda la seriedad y todo el respeto. Sólo faltaría que Barcelona no pudiese jugar. Yo expreso respeto por el otro proyecto y espero que se respete el nuestro. Eso es espíritu deportivo.

¿Pero hay alguna posibilidad de una candidatura conjunta Barcelona-Jaca?

Es que no lo sé. Entiendo que el COI haya hecho la reflexión de que necesitamos grandes ciudades que tengan en un radio razonable de comunicación, de tiempo, la montaña que permita las pruebas alpinas. Este es el esquema del que parte Barcelona. Lo digo sinceramente, no tenemos que pedir permiso a nadie para expresar nuestra ambición y voluntad, tan legítima como cualquier otra. Y lo hacemos con todo el respeto por todo el mundo. El espíritu olímpico es que todos competimos. Barcelona tiene derecho a aspirar. Yo no tengo que pedir permiso para aspirar.

Da la sensación de que la idea se ha lanzado sin haberla trabajado.

No, lo que pasa es que estamos a doce años vista…

En Barcelona no hay una tradición ni una cultura de deportes de invierno, no hay apenas deportistas. El COI también lo tiene en cuenta a la hora de decidir.

Cuando lo comunico es que previamente he preguntado a quien tengo que preguntar las cosas que tengo que preguntar. Por tanto, cuando digo que es un proyecto serio y solvente es que tenemos la capacidad de trabajar para lograr los objetivos marcados, aunque nos los tendremos que ganar. Es factible hacer una magnifica propuesta con los Pirineos catalanes. Tenemos posibilidades. Si no, no nos hubiéramos lanzado. Y sabemos que vale la pena hacerlo porque eso es lo que hemos sondeado. Sólo hacer el proyecto vale la pena y además podemos ganar. No es ninguna decisión que venga de la irresponsabilidad. En el 2009 hemos hecho el Tour, la Copa Davis, World Race, la Red Bull… Forma parte de una tradición de una ciudad que disfruta preparando acontecimientos deportivos.

Usted quiere que los ciudadanos recuperen con los Juegos la ilusión, la autoestima, que aúnan voluntades, ¿pero no han pensado que si se pierde se puede dar el efecto contrario?

Sí, pero es la época del riesgo. Hay que arriesgar para perder el miedo en muchos temas, para no perder más. Puedes ganar o perder, pero hay que hacer las cosas de forma excelente. Así es el deporte.

Lo plantea como un proyecto de país, que transformaría Catalunya. ¿No debería haber buscado más complicidad con otras administraciones?

No, porque estamos en el punto cero de un trayecto. Tendremos que hacerlo a partir de ahora. El movimiento olímpico lo que pide son ciudades que quieran celebrar unos Juegos. Hay un momento inicial en el que un alcalde dice que aspira a ser olímpico. Son las ciudades, no los países.

Pero todo el mundo se enteró un día antes. Incluso la gente que tiene un peso en el olimpismo, en el COE, en el mundo de los deportes de invierno…
El COE, no, porque todo empieza con el COE. El COE no lo supo un día antes. Los temas olímpicos los tienes que hablar con el olimpismo y por tanto tienes que hablar con el COE porque es el que finalmente decide. Y con el COE hablamos en su momento. A partir de ahí, he hablado con el presidente de la Generalitat, con los responsables del deporte del Estado…

Los sectores económicos están muy interesados, pero la gente de la calle es más escéptica. El beneficio de Barcelona' 92 fue la transformación urbanística. Ahora eso se haría en el Pirineo o en las autopistas que podamos tender. Los barceloneses pueden pensar que sólo conseguirán más turistas.

Es normal que la gente aún no lo vea porque estamos en el primer estadio. Los Juegos son un factor de dinamización económica, y esto no te resta en la lucha contra la crisis, sino que suma. Porque todo lo que lleve a generar expectativas en economía es importante. Mejorar conectividades también es bueno para los ciudadanos de Barcelona. Además, mejora la marca de Barcelona y eso nos refuerza, es una magnífica inversión.

Si finalmente se gana, pero eso no se sabrá hasta el 2015. Antes hay que hacer un esfuerzo de inversión a fondo perdido en un contexto de crisis.

No, todo el mundo dice que el recorrido en sí mismo ya vale la pena. Si no, ¿por qué Jaca lo ha intentado cuatro veces? Aunar esfuerzo y voluntades en torno a un proyecto para un colectivo ya es un beneficio. No dejaremos por ello de impulsar políticas sociales.

Pero habrá que gastar dinero para intentar ser olímpicos. Madrid gastó mucho y no parece que le sea rentable.

Pero la valoración que hacen es positiva. El combate contra la crisis, la preservación de las políticas sociales y el mantenimiento de todos los servicios que hemos aumentado para mantener el espacio público limpio, ordenado y seguro siguen siendo prioridades. Un parado debe saber que su alcalde le tiene como máxima prioridad, pero no sólo retórica, porque yo soy el alcalde que más invierte en su ciudad por cápita y en valor absoluto para crear puestos de trabajo. Pero tenemos la obligación de proyectar el futuro. Y esto no es escapismo. Yo me he caracterizado por estar muy aferrado al presente y a la ciudad. Nadie conoce mejor los barrios que yo, porque me los pateo todos, los 73 barrios. A mí nadie me tiene que explicar lo que es el paro porque cada día me encuentro con gente que está parada y conozco mucha gente que lo está. Este alcalde no se ha vuelto loco, no huye del presente. Este alcalde se mama Barcelona como nadie, porque es lo que más me gusta. No es un concepto abstracto, es la gente de Barcelona, su diversidad, sus anhelos, sus problemas. Barcelona está cargada de esperanza. Nuestra fuerza viene de la gente y sobre esto tenemos derecho y el deber de soñar y de construir. Barcelona está bajo la crisis más fuerte, pero aguanta perfectamente estas bombas de desánimo porque hemos ahorrado, hemos hecho los deberes cuando tocaba. Hay ciudades paradas, que no hacen guarderías, que no hacen nada, y Barcelona lo hace todo. Barcelona puede pedir crédito porque tiene el mejor rating financiero de Europa, y yo lo pongo al servicio de la señora María.

Dicen que los Juegos de invierno son una maniobra electoralista del alcalde.

A mí me toca gobernar y seré alcalde hasta el último día de mi mandato con toda mi pasión. Porque para algo gané las elecciones. Por tanto, ejerzo en plenitud la alcaldía y el liderazgo de esta ciudad. Y además, como estoy convencido de que seguiremos, afronto el 2010 y el 2020. Que digan lo que quieran.

¿No se siente presionado porque puede ser el primer alcalde socialista que pierda la alcaldía de Barcelona?

Me motivan muy poco las encuestas. Yo defiendo el interés general de Barcelona y he tomado decisiones, como construir un túnel por debajo de la ciudad, que no eran precisamente populares.

Durante años ha dado la sensación de que el Ayuntamiento era muy permisivo con determinadas conductas, como el incivismo, el turismo de borrachera... ¿Se ha sido demasiado complaciente?

Yo creo que nuestra economía y algunos sectores han tenido un gran crecimiento, y la ciudad, en algunos aspectos, ha tardado algo en adaptarse. El turismo, que es una magnífica fuente de prosperidad para miles de familias, tiene una derivada que no nos beneficia. Lo hemos visto sobre todo en Ciutat Vella. Nosotros haremos que desaparezca. Yo antes que alcalde fui concejal de seguridad y movilidad. Desde que yo estoy, nuestros cuerpos policiales empezaron a crecer. Barcelona es de las grandes ciudades que tienen mejor convivencia y hay que defenderla. Por eso aumentamos la limpieza y la seguridad, que significa más policía, pero también más eficiencia de todo el sistema, el judicial, el organizativo… Tenemos la policía y ahora tenemos que tomar las medidas organizativas o judiciales o de cambio legislativo para acabar con esto.

¿Tiene un cierto complejo de izquierda que ha de plantearse grandes debates sobre la legalización de la prostitución o la agilidad del sistema judicial para no hablar tanto de más policía?

No, todo lo contrario. Soy de la izquierda que no tiene ningún complejo respecto a la seguridad. Porque la seguridad es la preservación de las libertades de la gente. La seguridad es un valor de la izquierda. Son los sectores populares los que necesitan especialmente un sistema de seguridad pública, otros sectores ya se pagan la seguridad. Yo soy una izquierda que desde siempre ha creído que la seguridad es un concepto integral y no sólo policial. Pero que evidentemente la preservación de la seguridad es una de las cosas más progresistas que uno puede hacer. La derecha agrava la seguridad porque dedica menos recursos a la seguridad pública. Un político te puede hacer un discurso, pero después tienes que ver si invierte más o gasta más o menos en esta política. Cuando yo gasto en contratar más policías jóvenes es que así lo creo profundamente.

Puede garantizar al ciudadano que su dinero no se invertirá en informes de dudosa utilidad?

Yo garantizo que la ciudad de Barcelona y su Ayuntamiento dedican sus recursos al buen gobierno de la ciudad. Somos la organización pública más eficiente. Por eso podemos hacer lo que podemos hacer. Y yo siempre he dicho que de los centenares de informes que hacemos para tirar para adelante el gobierno democrático, puede haber alguno que alguien pueda calificar de más o menos útil. Pero yo certifico y digo que nosotros utilizamos correctamente los recursos públicos. Como siempre, además. Porque nosotros no hacemos ni más ni menos que lo que siempre se ha hecho. También tengo que decir que los gobiernos tienen que hacer informes para analizar y diagnosticar. No entiendo por qué este debate no se hacía hace unos años ya, para nosotros no ha cambiado nada. Yo también creo que es efecto de la crisis, claramente, porque este debate no se daba hace cuatro años y hacíamos lo mismo. No estamos para tirar el dinero. Si se ha hecho algo que ha sido dudoso, mi criterio es que no tiene que hacerse. Ahora también digo que esta es una casa muy grande y lo que no me gustaría es que se confundiera un caso con la categoría. Creo que esto no lo podemos admitir. No es así, no lo ha sido en el pasado, no lo es en el presente y garantizo que no lo será en el futuro.

¿La marca Barcelona está debilitada?

No, todo lo contrario. Es una marca tan fuerte que podemos hacer los Juegos. Es de las cuatro o cinco marcas más potentes de mundo. Siendo una ciudad mediana, compite con las grandes metrópolis del mundo y está más fuerte que nunca. Es por eso que hacemos los Juegos. Tenemos tanta fortaleza que podemos aspirar a hacer los Juegos. Tengo demasiados informes sobre la mesa que me expresan la enorme potencia que Barcelona tiene en el mundo y siempre digo que esto que es una evidencia, es un intangible muy importante. Por primera vez hacemos una gestión integral de la marca Barcelona. Si Seat se queda aquí es porque la marca Barcelona es potente y porque le permitirá asociar conceptos. Y eso se traduce en bienestar para miles de familias. Por tanto, cuidado con la marca, porque no es patrimonio ni mío ni de este Ayuntamiento, sino de la ciudad. Y las marcas se tienen que cuidar entre todos porque nos jugamos mucho, el bienestar de la gente y nuestra prosperidad.

Pero episodios como el de la prostitución no le hacen ningún bien.

Sí, pero esto no me preocupa por la marca sino por respeto al ciudadano de Barcelona. Ya sé que el mundo nos admira, pero yo vivo de que la gente de Barcelona esté orgullosa de su ciudad y de que tenga oportunidades en Barcelona y viva bien aquí.

M. DOLORES GARCÍA / KETTY CALATAYUD | Barcelona | 17/01/2010
LA VANGUARDIA

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