30-11-09
Ramon García-Bragado, teniente de alcalde de Urbanismo y Régimen Interior –y parece que hombre caído en desgracia, como casi todos en el consistorio, salvo Hereu hasta que tropiece con las urnas en mayo del 2011–, ofició el lunes de la semana pasada en el ayuntamiento uno de los más abyectos espectáculos que ha acogido el edificio del lado mar de la plaza de Sant Jaume desde que hay democracia en este país y en esta ciudad. Bien entrada la tarde, una tarde tonta, 27 periodistas, 27, se sentaron ante una mesa y fueron hojeando u ojeando unos informes mayormente aburdos y/o prescindibles por los que el ayuntamiento ha pagado miles y miles de euros. Bueno, hojearon u ojearon 198 informes–que son los que ese día estaban de oferta–, de los 1.222 expedientes, trabajos técnicos e informes por los que el bipartito pagó 13,3 millones de euros en el 2008. Los hojearon u ojearon porque no pudieron copiarlos, estudiarlos ni nada parecido o serio: si son las 20 horas eso que pasa volando debe de ser el informe número 45.Hablan esos estudios, elaborados por gente más o menos afín–como sucede con todas las administraciones: los primeros informes de dudosa utilidad que saltaron a la fama fueron encargados por el Govern de CiU–, de temas tan apasionantes y trascendentales para la buena marcha de la ciudad como aves barcelonesas extraviadas que aparecen en la provincia de Castellón, el consumo de agua en sedes de El Corte Inglés u homosexuales que se lo montan tan mal como el resto de los mortales a la hora de repartirse el trabajo doméstico.
Cinco de los 27 periodistas aguantaron hasta el final de esa ceremonia de la confusión, que duró cuatro horas y media. Y aunque es sabido que los periodistas nunca deberían ser noticia, por una vez esas cinco caras tendrían que haber aparecido en las portadas de los diarios y en los sumarios de los telediarios.
Si el show del lunes pasado en el ayuntamiento tiene continuidad, pido que el próximo capítulo sea oficiado por un trilero de la Rambla y no por un teniente de alcalde. Las cosas se han de dejar en manos de los profesionales.
JAVIER Belmonte
El Periódico
